Los ganaderos consideran que ellos solos no deben cargar el peso de la reducción de precios del ganado, porque mientras se disminuye su poder adquisitivo, su ingreso y su utilidad, el precio de la carne de res continua en tendencia ininterrumpidamente ascendente.
Consideran que este factor debe regirse en las leyes de la economía de la libre oferta y la demanda, pero que las variaciones no se transmiten como es debido a través de toda la cadena. Manifiestan su alto grado de incertidumbre ante el comportamiento registrado en este renglón de la economía nacional y solicitan a las grandes superficies disminuir el precio de la carne de res.
Ante el nivel de la evolución atípica de los precios al consumidor, solicitan, como lo hizo FEDEGÁN, la intervención de las autoridades, particularmente de la Superintendencia de Industria y Comercio y alcaldías (secretarías de Gobierno y directores de Justicia), para esclarecer esta situación.