El drama de las 50 familias cuyas casas fueron demolidas en Villamaría

Asi quedaron los cambuches demolidos en Villamaría

Continúa el drama para 50 familias cuyas casas fueron derribadas por el ESMAD de la policía en cumplimiento de un fallo de Tutela que ordenó su desalojo por ocupar sin autorización terrenos del municipio de Villamaría, ubicado entre los barrios Sauces y Villa Esperanza.

El proceso se cumplió de manera tranquila y pacífica y fue acompañado por la Personería de esa localidad caldense para garantizar el normal cumplimiento de la medida sin que se vulneraran los derechos e integridad física de quienes resultaron afectados.

Los menores y sus padres quedaron sin un techo donde vivir

El lote es un terreno sobrante de un proyecto urbanístico contiguo a Las Granjas, el cual fue ocupado por unas 100 personas a finales del año pasado. El proceso para su recuperación lo inició la Inspección Tercera de Policía de Villamaría con una medida que ordenaba la demolición de las estructuras construidas, el desalojo y restitución del lote, sin embargo fue frenada por una Tutela, la cual fue negada finalmente.

Ahora estas personas no saben qué va a pasar con su futuro y el de sus hijos pues no tienen dónde dormir: “esta noche dormiremos nuevamente en la carretera que conduce a Los Sauces pues no tenemos para donde más ir. El alcalde no nos da la cara y nunca nos avisaron que nos iban a tumbar nuestros ranchitos”, afirmó Lina María Ramírez, líder social del sector.

El 6 de diciembre del año anterior, las autoridades de Villamaría intentaron persuadir a los ocupantes para que desalojaran pacíficamente el predio y aunque se tumbaron algunos cambuches, nuevamente los volvieron a construir.

Julio César Henao, uno de los damnificados, manifestó: «me siento muy ultrajado por todo lo que ha pasado, somos gente pobre, trabajadora, humilde que solo queremos una vivienda digna para poder criar a nuestros hijos. Hay madres cabeza de familia y en embarazo que las tiraron a la calle».

Sin embargo algunos habitantes de barrios aledaños como Villa Esperanza y los Sauces, celebraron la medida pues aseguran que la zona se convirtió en un foco de venta y consumo de sustancias psicoactivas y de robos a otras personas.

Los afectados aseguran que no se irán del lugar hasta que la alcaldía de esta localidad les defina que harán con ellos, pues no tienen un hogar seguro y están pasando hambre y frío por las noches.

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